domingo, 16 de mayo de 2010

Crónicas de la Ciudad Dormida: La Graduación.

Este es el principio de una nueva saga escrita creada por mí: "Crónicas de la Ciudad Dormida". Aquí dejo el primer capítulo. La idea de la saga se me ocurrió después de un sueño que tuve, y una semana después estaba revisando el capítulo. Pronto subiré un dibujo con los personajes principales. ¡Que lo disfruteis! ¡Y no olvideis comentar!

En cuanto al segundo capítulo de Angel's Soul, está en proceso. Voy avanzando lentamente, pero avanzando después de todo. Me gustaría tenerlo para finales de mayo, pero nuca se sabe. Bueno, no me enrollo más. Os dejo con "Crónicas de la Ciudad Dormida".



1

LA GRADUACIÓN

En el mundo existen cinco tipos de seres inteligentes que habitan y conviven en relativa paz y armonía sobre la faz de la Tierra: Humanos, Sitiens, Handhaber, Parcas y Veterator. Los cuatro últimos están dotados de capacidades que los humanos nunca han sido capaces de imitar. Pero los cuatro, Sitiens, Handhaber, Parcas y Veterator, tienen algo en común: para usar sus poderes tienen que alimentarse de una parte de los humanos, si no quieren que al usar sus poderes enfermen y mueran. Mi nombre es Lyla, soy una Handhaber, y ésta es mi historia.

El día de la graduación fue un día soleado. Era a mediados de junio, y hacía bastante calor. El frío había deseado quedarse con nosotros más tiempo de lo normal, y aquellos eran los primeros días de verdadero calor. Aún estaban en mi mente los últimos días de mayo, cuando comenzaba la época de los exámenes finales y nosotros nos tomamos un descanso para celebrar el decimoquinto cumpleaños de Quirina. Era el día veinticinco de mayo de 1923. Tras una cena en la que sólo estuvimos nosotras dos, Quirina me hizo una pregunta. Probablemente, una de las más importantes que me hayan hecho nunca.

-Lyla, ¿Has pensado en tu futuro?

Me pilló completamente desprevenida. Claro que había pensado en mi futuro. Pero incluso Quirina sabía que no terminaba de decidirme.

-Sí- respondí-. Pero sigo indecisa.

-No sabes si volver a Dorset o seguir el consejo de nuestros profesores…

-… e ingresar en el FEH.

Quirina no respondió. En nuestra escuela nos habían enseñado a utilizar y madurar nuestras “capacidades adicionales”, a hacernos más fuertes, inteligentes, rápidas y mortíferas en combate.

Quirina era una Sitiens, y como el resto de los de su especie tenía unos sentidos, como decía yo, exageradamente desarrollados. A través de los sonidos que llegaban a su oído, era capaz de ver el lugar en el que estaba, o el que no podía ver. Reconocía a las personas por su olor, y sabía de qué especie era cada una. Tenía reflejos rápidos y agilidad felina, lo cual yo envidiaba. Nunca se le escapaba nunca, pero su personalidad algo impulsiva la llevaba a hacer acciones de las que pronto podía arrepentirse- aunque nunca lo reconocería-.

Yo, como Handhaber, tenía la facultad de manipular la materia de mi alrededor con el poder de mi mente. Era una práctica difícil, puesto que es complicado hacerse fuerte con el tipo de habilidades Handhaber. Pero aquellos que llegaban a hacerse realmente fuertes, no tenían nada que envidiar a los Sitiens. También podía manipular a mi propio cuerpo, lo que me permitía volar. No muchos en mi clase lo habían conseguido, y yo aún no lo dominaba. Era fácil perder la concentración y caerse.

-Hace tres años que nos fuimos de Dorset a estudiar a la capital- dije yo con nostalgia y expresión triste-. Y no volvemos desde que mis padres murieron hace dos años. Me gustaría ir allí…

-¡Está bien!- dijo Quirina en mitad de uno de sus repentinos cambios de humor. Ahora se mostraba entusiasta- ¡Te llevaré a Dorset! ¡Volveremos juntas y luego decidirás lo que quieres hacer!

Sonreí. Si Quirina lo decía, no me fallaría.

La luz del amanecer se colaba por las rendijas de la persiana del tren. Quirina estaba sentada frente a mí y observaba el horizonte con sus vivos ojos rojos. Era el dieciséis de junio de 1923, y tras la graduación Quirina estaba cumpliendo su promesa de volver con migo a Dorset.

Aún resonaban en mi cabeza las palabras del tutor de nuestro curso, días antes de la graduación:

“- Tenéis un gran potencial en combate, las dos. Deberíais entrar a formar parte de las Fuerzas Especiales Hope…”

El FEH es una organización dependiente del gobierno que guarda la paz entre las distintas especies. Era una profesión emocionante a la que todos los niños quieren dedicarse pero ningún en sus cabales intentaría serlo. En él entraban personas de las cinco especies

Todas las especies (a excepción de los Humanos) tienen que alimentarse de los humanos para poder usar sus habilidades adicionales. Si agotamos nuestras reservas, podemos morir. Sin usar nuestras habilidades, podemos sobrevivir unos años sin alimentarnos de los humanos. A mí, como Handhaber, me toca consumir un aspecto bastante abstracto: la fuerza mental. Unas personas son más fuertes que otras, y yo utilizo esa fuerza. Es principalmente el rendimiento cerebral de cada uno.

Quirina, como Sitiens, utiliza algo más material: la sangre.

Mi mente voló hacia los días en los que Quirina, Gael, amigo nuestro de la infancia, y yo, corríamos por los campos que rodeaban Dorset. Gael era un Humano, y nosotros tres los únicos niños en varios kilómetros. No había escuela cerca, así que mi madre, que había sido profesora, nos daba clase. Éramos el trío más pintoresco de Dorset. Una Sitiens, un Humano y una Handhaber.

Gael. Hacía dos años que no le veíamos. Ese humano al que los padres de Quirina miraban por encima del hombro. Siempre lleno de energía y buenas palabras. Dentro de poco le volveríamos a ver…

¿Cuánto puede cambiar una persona en dos años?


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